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La palabra socarrat "chamuscado", hace referencia a la cocción del ladrillo una sola vez a 980º. De ella toma el nombre. La procedencia se centra principalmente en Paterna (Valencia), en la Baja Edad Media (S.XV).

Se colocaban en los entrevigados de las viviendas, pero debido a su tamaño (32x24cm) y a su gran grosor para que tuvieran resistencia, resultarían demasiado pesados por lo que su fabricación no debió prodigarse mucho. De ahí que se hayan encontrado pocos ejemplares.

Lo realizaban de la siguiente manera: "Se hacia una placa de barro y se dejaba secar en un lugar poco soleado, se extendía una fina capa de pasta blanca, tierra caolínica, sobre la que se pintaba con óxido de hierro y almazarrón. Después se colocaban en el horno para su cocción."

Se decoraba con motivos zoomorfos, antropomorfos, geométricos y vegetales. Los dibujos eran peculiares pues no se solía cuidar su estética como corresponde al arte de la época y esto en vez de afearlo, lo convierte en un interesante referente que llega a nuestro tiempo lleno de belleza.

En la actualidad se engoba sobre ladrillo bizcochado para pintar. Se utiliza para decoración. Empleando su técnica se puede desplegar un gran abanico de posibilidades.